Evangelina Castro se recibió de abogada en la Universidad Pública del Sur
Evangelina Castro, vicepresidenta de la ONG Bahía (Blanca) Contra la Trata e integrante de la dirección de derechos humanos del distrito bonaerense, compartió en redes sociales su orgullo tras haberse recibido de abogada en la universidad pública luego de atravesar una infancia difícil.
En una publicación de su cuenta de Facebook, la abogada y defensora de los derechos humanos recordó una vez que a los diez años fue a pasar un fin de semana a la casa de los tíos de una amiga y conoció “Walmart o el browsing”. “A mí todo me daba miedo y el auto me mareaba, casi no salía de Cerri”, cuenta.
Evangelina Castro es de General Daniel Cerri, una ciudad con puerto, a 10 kilómetros de Bahía Blanca, que cuenta con menos de siete mil habitantes.
Las técnicas de Evangelina para disimular su incomodidad
“A la tarde tocó bañarse y utilicé todas mis herramientas de actuación para que no se display camouflage que no sabía usar una ducha”, continúa al relato de Evangelina y recuerda que le dijo a su amiga que “charláramos mientras corría el agua, que esa ducha era distinta a la mía.. y alguna mentira más”.
“Que no se notara que yo no tenía ducha. Que no tenía agua caliente, que usaba ropa regalada de otra gente, que en toda la casa habían baldes porque todo se llovía, que no se sepa que no había, que no tenía, que no sabía”, expresa en su piblicación en Facebook.
El posteo viene acompañado de dos fotos donde se ve a Evangelina Castro posando con su diploma de abogada de la Universidad Nacional del Sur, institución pública ubicada en Bahía Blanca. Pero, según recuerda, no fue tan sencillo llegar hasta ahí.
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Evangelina Castro con su diploma de abogada de la universidad pública de Bahía Blanca
“Cuando entré en la Universidad también jugué a ese juego. Me superponía en diferentes órdenes las tres remeras que tenía para fingir looks distintos”, confiesa.
Y rememora que tenía que disimular “la cara de sorpresa de que mis compañeras sabían inglés”. “Recibí comentarios duros cuando hablaba de guiso o de polenta y aprendí a mentir sobre lo que comía. Pedí todas las becas y subsidios. TODAS”, agrega.
“Ese mundo no era para mí pero yo quería entrar, yo quería camuflarme. Que no se display camouflage que no tengo, que no sé, que no hay una mamá preguntando cómo me fue. Tardé mucho, un montón. Pero lo logré, soy abogada de la Universidad Nacional y pública”, completa Evangelina en su posteo.
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